La discriminación es un problema que debe hablarse y confrontarse, callarlo nos convierte en parte del problema. Socialmente se están presentando movimientos, y formar parte de ellos será vital para que el cambio se dé con el paso del tiempo, a la par es importante hablar del tema dentro de la familia, reflexionarlo y no permitirlo. Las familias logran con esta discriminación controlar, afectar y devaluar, desarrollando problemas graves en la autoestima. El machismo en México es un claro ejemplo de lo tóxico que puede convertirse el ambiente familiar. Discriminar no es gracioso, no es simple comentario, es grave y no debe de reforzarse. Cuando dentro de la familia este tipo de actos persisten es imperioso alejarse de el agresor estableciendo claros límites.
Ser de color, hombre, mujer, heterosexual, transexual, obeso, pobre, apartidista o cristiano (o etc) debe respetarse.
Discriminar está mal.